Un tipo que anda por los techos en mitad de la noche, que entra por la chimenea y reparte cosas que no sabemos de dónde sacó, definitivamente no es un tipo confiable. Hasta los Testigos de Jehová tocan el timbre. Mr. Músculo, vaya y pase. Por lo menos, te deja la cocina al pelo. Ahora, ¿qué sabemos de éste?
Descuidado, con notorios problemas cardíacos, exceso de colesterol y altos niveles de triglicéridos. Un tipo que se pega varios vuelos por noche, que se pasea a los gritos pelados anunciando la Navidad, dejando a todo el mundo en vela. No sería santo de mi devoción, si no fuera porque lo conozco de chica y me trae regalos.
A Edgardo también se lo presentaron en su más tierna infancia, pero de otra manera. Su mamá siempre le decía: “Mirá Edgardito: o te portás bien o llamo al hombre de la bolsa para que te venga buscar.” No sé cómo se las ingeniaba mi suegra, pero siempre tenía al siniestro personaje en la esquina de su casa, a la espera de que algún capricho o rabieta de su pequeño, lo pongan en acción.
Afortunadamente, ella nunca cumplió con su amenaza, pero algún trauma debe haber despertado en su hijo porque bastó que le proponga pasar Navidad juntos, para que entre en pánico como si el mismísimo Papá Noel se hubiera convertido en el Hombre de la Bolsa de sus pesadillas.
Edgardo -¡¿Navidad?!
Yo –Sí, el 25 de Diciembre.
Edgardo –Sí, ya sé qué día cae, pero no lo tengo en mi calendario.
Yo –No te preocupes, yo te aviso cuándo y te venís.
Edgardo –Ya sé cuándo es. El tema es que no puedo ir.
Yo –¡Uh! No me digas que te toca pasarla en lo de tu vieja!
Edgardo –No. En lo de mi vieja me toca en Rosh Hashaná, Iom Kipur, Pesaj y Jánuka. Pero ¿qué hacen en Navidad?
Yo –Lo de siempre: puro baile, joda y diversión. Supongo que como en Iom Kipur.
Edgardo –No. En Iom Kipur se la pasa mal y se sufre, pero después comemos y se nos pasa.
Era claro que el tipo no andaba con espíritu navideño.
Yo (en un último intento) –Pero ¿no querés pasar igual? Mirá que viene Papá Noel.
Por lo visto, tenía tantas ganas de escribirle a Santa Claus, como yo, en ese entonces, a la cigüeña.
Edgardo –No sé, Ro. ¿Qué va a pasar el día que tengamos hijos? Se van a confundir.
Yo (viendo por donde venía la mano) –Quedate tranquilo: Papá Noel es de la cole. ¿No viste como sale abrigado en pleno verano? Convencete: ese hombre tiene una idishe mame.
Edgardo –Si fuera paisano, tendría una sedería en el Once y no una juguetería en el Polo Norte.
Yo –Pero, ¿no viste como anda vestido? Traje, gorro, peies y una barba de medio metro. Ese tipo es ortodoxo. Tiene toda la pinta.
La discusión continuó en el mismo tono. Yo me resigné a pasar la Navidad sin Edgardo. Parecía como si, después de tantos años, el Hombre de la Bolsa hubiera levantado de golpe el valor de sus acciones para amenazarlo como en sus viejas épocas.
Continuará
Definiciones:
Papá Noel: (También llamado Santa Claus, Viejito Pascuero, Colacho o San Nicolás.) Personaje popular, presente en todas las Navidades. Según cuenta la leyenda, sale de gira por el mundo en un trineo tirado por renos y una bolsa enorme llena de regalos, para repartir entre los chicos que se portan bien. Por su manera de vestirse en el Hemisferio Sur -donde la Navidad cae en medio de un sofocante verano- es cantado que al tipo lo abriga una idishe mame.
Hombre de la Bolsa: Macabro personaje de la "pedagogía infantil" que andaría dando vueltas con una bolsa al hombro, asustando a los niños. Eterna amenaza de las madres que ya no saben qué hacer para que el nene coma, se bañe, se porte bien, ordene sus juguetes, no diga malas palabras, no se encapriche, se vaya a dormir temprano…
Mr. Músculo: Personaje publicitario de un producto de limpieza, que se mete en una casa sin pedir permiso como hace Papá Noel, pero en vez de juguetes, te deja la cocina brillante.
Peies: Cabellos que los judíos ortodoxos dejan crecer, por tradición, al costado del rostro. Mismo look que adoptó Santa Claus para hacer el delivery de Navidad.